La vida de un mechón.

mechón.

(De mecha).

1. m. Porción de pelos, hebras o hilos, separada de un conjunto de la misma clase.

Y en eso me he convertido.

El lunes cuento.

Edición lunes 5 marzo.

Se supone que ya pasó lo peor. Aunque me lavé el pelo 5 veces mantengo el fuerte olor a vinagre con otros compuestos extraños que lanzaron en mi pelo.
Empezó el día y parecía que todo sería normal hasta las 12, cuando nos dijeron que el mechoneo empezaba; mentían. Llegué a la sala con un grupito que habíamos formado en la semana de inducción a la vida universitaria, y como que nada pasó hasta las nueve. El profe no llegaba, la atmósfera se sentía rara. Intuía que algo venía. Llegó un tipo con cara de yo-me-hago-pasar-por-profe y nos entregó una prueba. WTF! prueba el primer día? nos aseguró por su abuelita que la prueba era en serio. Nos hizo llevar los bolsos hacia adelante. Yaaapo, le dije, y pa qué? Me miró y sonrió. Te conviene. Listo, se reveló el misterio. Complot universitario contra los pobres mechones cara de pollo asustado. El mechón PUC sentado a mi lado me miraba como si la vida le pendiera de un hilo. Le dije "cagamos" con la mirada.
La prueba era inhacible, por supuesto, así que no le puse empeño. Miraba como los sucesos se iban desencadenando de a poco. Una de las dos puertas de la sala se cerró. Habían sujetos extraños mirando por las rendijas. Y de pronto.. Las puertas comenzaron a sonar de manera amenazadora; había un grupito afuera que las azotaba sin piedad. Pobres puertas! pensé.
Entregé la prueba practicamente en blanco y sin nombre, guardé como pude en la mochila lo valioso; el celular y los documentos. Y listo, me preparé. Creí que podría haber insurreción. Pero nadie me siguió! pensé que de verdad querían a su cabellera; había uno más atrás despidiendose de su frondoso pelo (estilo afro). Y ahí entraron. El oh-so-fucking-fake profesor se descubrió, dijo que era "padrino". Se abrió la puerta.
Aparecieron los primeros frustrados, se sentaron en primera fila y llamaron a las damas. Fui. Nos pusieron en una linea y teníamos que escribir en la pizarra encima de un escritorio. Agachadas. Tres frustrados con cámara en mano. Les grité con odio, todos uds tienen el síndrome, ñoños frustrados. Las tijeras hicieron su aparición. Un mechón resignado se entregó a las manos de un improvisado peluquero. Le hicieron el frayle. Lo miré y me hizo un pucherito, entendí su dolor. Las motas de pelo quedaron regadas por todo el piso; de pronto, escuché que algunas mechonas querían ir al baño, me sumé rapidamente.
No pude escapar, tenían mi mochila; no había caso ser mechón rebelde. Llegamos a la sala e intentamos dilatar lo inevitable; estaban todos amarrados por una cuerda y los iban marcando "Mechón 2007 sección 6". Al final, nos pusimos de las últimas. Un frustrado me echó pintura azul en el pelo, me cayó en las manos y le manché la ropa. Mechón Rebelde!! Nadie lo pescó. Otro vino con un plumón y le dije, ya ya.. hazme un smiley en la cara -_- Lo hizo tan contento que me llegó a dar miedo.
Les dije a las mechonas que no se dejaran cortar la ropa, la iban a pasar peor. Y en efecto así pasó. Nos llevaron amarradas hasta el patio donde la fiesta del vinagre, el aceite, los huevos y otros comenzó. Un tipo me echó mucho vinagre y yo también a él. Mechón Rebelde!! de nuevo nadie lo escuchó. Se me acercó un frustrado con unas tijeras dispuesto a cortarme la polera, le dije que le iba a cortar otras cosas si se atrevía a usarlas en mí. Se alejó y atacó a un mechón PUC. La mina-dualidad llegó y cortó nuestras amarras y pudimos ir a sacarnos el vinagre que para ese rato ya empezaba a picar. Un tip, no dejen que les pongan aerosol en la piel, da mucha alergia. No vi a nadie con cloro ni ácido. Menos mal.
De ahí mas huevos y más leseo. Un par de concursos y listo, fui a la sala e intuí algo extraño. Nos leyeron las actividades y nos dieron una empanada con bebida. Luego nos pidieron 500 pesos por mochila. Se los pasé con asco y me fui tan pronto como me deshice de ellos. Por fuera se veía que ocupaban los pocos espacios con pastito en beauchef para sus bacanales.
En la calle me miraban con compasión, los niñitos me apuntaban con el dedo y las señoras se escandalizaban de mi hedor. En el metro, aunque iba atestado gracias al lindo Transantiago, me dejaron harto espacio. Algunos me miraban con asco. Yo iba feliz que todo esto hubiese terminado. Llegué a la casa y me sacaron fotos; inmortalizando el ridículo. Note to myself: velar "accidentalmente" el rollo de la maquina. Y esa fue mi experiencia, el próximo año si sigo en la U no voy a repetir esto con nadie. Ojalá mañana no hayan frustrados que quieran seguir con el leseo. Mañana cuento.